Bergés y los escritores

Bergés y los escritores

Bergés y los escritores

Roberto Marcallé Abreu

Complace el nombramiento de Pedro Bergés al frente del Ministerio de Cultura. Bergés es un hombre de letras y, como un intelectual interesado en los afanes de esa cartera, conoce la realidad de quienes se dedican al oficio.

La condición de escritor en la República Dominicana es una cantera de amarguras y frustraciones tanto a nivel interno como externo.

Solo que hay iniciativas que pueden concretarse con la debida orientación, creatividad y buena voluntad para transformar esa realidad.

Para ello resulta imprescindible una actitud visionaria y desprendida. Cada domingo, y este es un aspecto del problema, el periódico Hoy nos trae una lista de conocidas librerías de Latinoamérica, España y Estados Unidos, en las que se mencionan los libros más vendidos.

No recuerdo haber visto en años el nombre de un solo libro o de un autor dominicano. ¿Tan incapaces somos que no podemos concretar planes para ser tomados en cuenta? No lo creo. La verdad es que carecemos de los mecanismos adecuados. Igual ocurre con el mercado interno.

Bergés obtuvo, a principios de los sesenta, un importante premio literario en España con “Solo cenizas hallarás”. Las letras de un país son un sello de identidad. Un hombre de letras posee una relevancia espiritual de trascendencia inimaginable.

Por eso es que República Dominicana requiere de funcionarios preocupados a nivel local y de “embajadores de las letras” hacia el exterior.

Personas que visiten a los críticos, a las figuras literarias relevantes, que conversen con editores, que establezcan relaciones en España, México, Estados Unidos, Chile, Argentina, Brasil, que toquen las puertas a los encargados y dueños de las grandes librerías, que contribuyan a que las obras de los hombres de letras dominicanos trasciendan.

En el país necesitamos la creación de un mercado de libros y hacia el mundo editoras reconocidas o representantes interesados no solo en los de texto ni en conformar relaciones equívocas y fomentar privilegios vergonzosos.

Creo fundamental crear esa infraestructura logística que abra un espacio adecuado en lo nacional y que coloque libros nuestros en las miras continentales y universales.

Ambos proyectos requieren de la selección, elaboración y promoción de obras de diversa naturaleza y fomentar la creación vía el Ministerio de mecanismos esenciales. No se trata de que nos regalen u otorguen de forma gratuita aceptación y reconocimientos, es que se evalúe lo que hemos logrado, de lo que somos capaces y el cambio vendrá por añadidura.

De hacerse adecuadamente las cosas, los resultados se verán en un tiempo conveniente. Debemos instituir una ruta diferente y mejor para nuestras artes. Porque el ensayo puede servir de modelo para todas las manifestaciones culturales.

Muchos creadores de indudables méritos deben ocupar desde ya el lugar que les corresponde. Es hora de que el sol les ilumine el rostro.



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