Basta... ¡y sobra!

Basta… ¡y sobra!

Basta… ¡y sobra!

Rafael Molina Morillo, director de El Día

El reputado jurista Carlos Salcedo, columnista de este diario desde hace algunos años, sostuvo en su entrega del lunes pasado que el Congreso Nacional de nuestro país debería contar con una sola cámara en vez de dos, como es ahora.

Yo también he sostenido ese punto de vista y me alegro al enterarme de que no estoy solo en tal quijotada.

¿Y por qué digo que es una quijotada? Muy sencillo: porque los diputados ni los senadores van a afilar cuchillo para su garganta, suscribiendo una ley para suprimir una de las dos cámaras y quedarse sin barrilitos, dietas especiales, cofrecitos, exoneraciones para automóviles y demás privilegios y canonjías, garantizados durante seis años, por lo menos.

Cita el doctor Salcedo en su artículo las ventajas que tendría un Congreso Nacional de una sola cámara, entre ellas ahorrarse los sueldos que se pagan a 190 diputados, se reduciría la burocracia, y sobre todo, se terminaría con los arreglos por debajo de la mesa que, según las malas lenguas (y la mía, que no es muy buena) se producen en el palacio frente a la fuente central de la Feria.

Por todas estas razones y las que usted, lector o lectora, pueda aportar, yo me reafirmo en mi convicción de que en nuestro Congreso Nacional una sola cámara basta… ¡y sobra!



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