C on el avance de la tecnología de la información y comunicación estamos presenciando la aparición de nuevas formas de enseñar y aprender.

La humanidad cuenta hoy con nuevas alternativas tecnológicas de enseñanza. Entre las grandes tendencias actuales está la que se conoce como “aprendizaje ubicuo”.

La ubicuidad tecnológica, que tiene sus inicios conceptuales en el mundo asiático, consiste en la presencia de elementos informáticos en todos los aspectos de la vida humana.

Los dispositivos móviles y el internet son ejemplo de dos grandes elementos propios de la omnipresencia tecnológica.
En consecuencia, podemos decir que aprendizaje ubicuo es el que se produce en “cualquier lugar y momento”.

El mismo se apoya en lo que se conoce como tecnología ubicua que expresa la presencia tecnológica integrada totalmente a los elementos de nuestro entorno habitual. Por ejemplo, un joven estudiante puede con una tableta y una aplicación adecuada aprender todo lo relativo al sitio histórico que visita mediante texto, audio y video educativo.

Para que se realice de manera efectiva un aprendizaje ubicuo es fundamental que se cuente con contenidos educativos adecuados, tecnología apropiada y un modelo pedagógico pertinente.

Si se aplica un modelo ubicuo al mundo educativo se “potencia considerablemente el aprendizaje” porque se integra al proceso de enseñanza la tecnología ubicua dentro de una estrategia educativa.

El aprendizaje ubicuo supone grandes posibilidades para países como el nuestro.

Si queremos que nuestro 4% del PIB para educación sea cada vez más productivo, debemos implementar proyectos de estos modelos pedagógicos y así mantenernos en la vanguardia de los nuevos tiempos.