Aprendí

Aprendí

Aprendí

Rafael Molina Morillo, director de El Día

A los 5 años aprendí que a los pececitos de mi pecera no les gustaba la gelatina. A los 9, aprendí que mi profesora sólo me preguntaba cuando yo no sabía la respuesta. A los 12, aprendí que si tenía problemas en la escuela, los tendría mayores todavía en mi casa.

A los 15, aprendí que no debía descargar mis frustraciones en otras personas, porque éstas probablemente tenían sus propias frustraciones mayores que las mías.

A los 20, aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños. A los 26, aprendí que nunca debía elogiar la comida de mi madre, cuando estaba comiendo algo preparado por mi mujer. A los 28, aprendí que se puede hacer, en un instante, algo que te va a doler toda la vida.

A los 30, aprendí que cuando mi mujer y yo teníamos una noche sin los muchachos, pasábamos la mayor parte del tiempo hablando de ellos.

A los 33, aprendí que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo. A los 34, aprendí que no se cometen muchos errores con la boca cerrada. A los 39, aprendí que puedes saber que tu esposa te ama, cuando sobran tostones y ella elige el menor.

A los 42, aprendí que, si estás llevando una vida sin fracasos, no estás corriendo los suficientes riesgos. A los 47, aprendí que niños y abuelos son aliados naturales.

A los 49 aprendí que, si cuidas bien de tus empleados, ellos cuidarán bien de tus clientes. A los 51, aprendí que sólo llego tarde al trabajo cuando mi patrón llega temprano. A los 60, aprendí que es razonable disfrutar del éxito, pero que no se debe confiar en él.

A los 63, aprendí que no puedo cambiar lo que pasó, pero puedo dejarlo atrás.

A los 68, aprendí que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea. A los 72, aprendí que, si las cosas van mal, yo no tengo porqué ir con ellas. A los 76, aprendí que envejecer es importante. Y a los 84 he aprendido que todavía tengo mucho que aprender.
(Autor desconocido).



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