Aprender a investigar

David Alvarez

Muchos cursos se ofrecen para enseñar a investigar, especialmente en las universidades, pero al igual que nadar o montar en bicicleta, a investigar se aprende investigando, siguiendo las pautas de un investigador curtido en el oficio. Los cursitos y manuales ayudan, pero al que está investigando y se enfrenta con problemas que no sabe resolver. Pero hay que comenzar a investigar, no existe otro camino, como el nadador, se debe tirar a la piscina y evitando ahogarse aprende a nadar.

Investigar no es otra cosa que preguntar por algo, e implica saber algo de lo que se pregunta e ignorar aspectos de lo cuestionado. Si nada sabemos, o todo lo sabemos, no preguntamos. Preguntamos porque algo sabemos y algo ignoramos. Es ese punto en medio del camino, el equilibrista a mitad de la soga.

Los fracasos, más que los éxitos, son el producto natural de la investigación seria. Primero aprendemos las miles de maneras en que no se cura una enfermedad antes de dar con la terapia sanadora. Quien no tolere los fracasos repetitivos, y ante cada uno, volver a comenzar, no debe dedicarse a la investigación.

Y la investigación científica, esto si es muy relevante, no es un juego de adivinanza, demanda el criterio necesario para abordar los problemas que son importantes, para el conocimiento disciplinar y la sociedad.

No existe peor entrenamiento para la investigación que patrocinar la formulación de problemas al azar. Los problemas surgen de investigaciones en curso y de investigadores trabajando.