Amistad de Aybar y Pujols sobresale en los Angels

Amistad de Aybar y Pujols sobresale en los Angels

Amistad de  Aybar y Pujols sobresale en los Angels

Son las 3:45 p. m. y el torpedero dominicano de los Angelinos, Erick Aybar, está algo inquieto. Su compatriota Albert Pujols, sentado a dos casilleros en el clubhouse del Angel Stadium, está entretenido con su tableta y no se ha fijado en la hora.

Entonces Aybar, con sus guantes de batear puestos y un bate ordenado por Pujols a la medida, salta de su silla, mira al inicialista y señala el reloj. “¡Vámonos!”, dice el energético campocorto. “Es hora de batear”.

Y de ahí se van -a la caja de bateo para su rutina diaria de batear con ayuda de un soporte para la pelota y luego ligeros lanzamientos, como parte de un día de trabajo para los dos peloteros a sus 30 y pico de años, unidos por su cultura quisqueyana y el incesante deseo de prolongar el apogeo de sus carreras.

“Somos más que compañeros”, indicó Aybar. “Somos hermanos”.

Pujols está de acuerdo, y especifica: “Él es mi hermano menor”. Pujols – quien a Aybar le lleva cuatro años, cinco pulgadas de estatura, 50 libras de peso y un sinnúmero de galardones y elogios – simplemente está devolviendo el favor.

Está tomando como pupilo a Aybar de la misma manera en que el también dominicano Plácido Polanco lo hizo con él en San Luis.



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