Alana, la joven con tres padres biológicos

Alana, la joven con tres padres biológicos

Alana, la joven con tres padres biológicos

A Alana Saarinen le gusta jugar al golf y tocar el piano, escuchar música y salir con sus amigos. En eso, ella es igual a muchos adolescentes de todo el mundo. Pero no lo es, porque cada célula de su cuerpo es diferente a las mías o las tuyas: Alana es una de las pocas personas en el mundo que tiene ADN de tres personas.

«Mucha gente dice que tengo los rasgos de mi madre, mis ojos se parecen a los de mi papá… Tengo algunas características de ellos y mi personalidad es la misma también», dice Alana.

«También tengo ADN de una tercera mujer. Pero no la consideraría un tercer padre, sólo tengo algo de su mitocondria».

A las mitocondrias a menudo se las llama las fábricas de las células. Son las partes que crean la energía que todas nuestras células necesitan para funcionar y mantener el cuerpo vivo. Pero también contienen un poco de ADN.

Alana Saarinen es una de las entre 30 y 50 personas en todo el mundo que tienen mitocondrias –y por lo tanto ADN– de una tercera persona.

Ella fue concebida mediante un tratamiento de fertilidad pionero en Estados Unidos que luego fue prohibido.
Pero pronto podría haber más personas como Alana, con tres padres genéticos, porque Reino Unido está pensando en legalizar una nueva técnica similar que usaría mitocondrias de una donante para eliminar enfermedades genéticas.

Se denomina reemplazo mitocondrial, y si el parlamento británico vota a favor, Reino Unido se convertirá en el único país del mundo que permite el nacimiento de bebés con ADN de tres personas.

Su madre, Sharon Saarinen, había estado intentado tener un bebé durante diez años a través de varios procedimientos de fertilización asistida.

«Me sentía inútil. Me sentía culpable porque no podía darle un hijo a mi marido. Cuando quieres un hijo biológico pero no puedes tenerlo, estás desconsolada. No puedes dormir, está constantemente en tu mente», cuenta.

Una técnica pionera

El investigador clínico experto en embriología Jacques Cohen y su equipo del Instituto Saint Barnabus de Nueva Jersey, EE.UU., fueron pioneros en la transferencia citoplasmática a finales de los años 90.

«Pensamos que había una posibilidad de que algún elemento, alguna estructura en el citoplasma, no estuviera funcionando óptimamente. Las candidatas principales que podían estar involucradas eran las estructuras llamadas mitocondrias», explica Cohen.

El científico transfirió un poco del citoplasma de una donante que contenía mitocondrias a un óvulo de Sharon Saarinen. Luego, éste fue fertilizado con el esperma de su marido.

Gracias a estas mitocondrias, un poco del ADN de la donante estuvo presente en el embrión.

En la clínica de Cohen nacieron 17 bebés como resultado de la transferencia citoplasmática, y ellos pueden tener ADN de tres personas.

Pero hubo problemas con algunos de los bebés.

«Hubo sólo un aborto natural, considerando que hubo doce embarazos ese es un número esperable» dice Cohen.

Él y su equipo creyeron que ese aborto ocurrió porque al feto le faltaba un cromosoma X.

«Luego hubo otro embarazo de mellizos, en el que uno (de los bebés) fue considerado totalmente normal y al otro le faltaba un cromosoma X», relata el experto.



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