La visita ayer del presidente Medina a Jamaica estuvo precedida por un mal ambiente de prensa allá por causa de editoriales y crónicas demeritando los merecimientos de nuestro Jefe de Estado para recibir la más alta condecoración de esa isla vecina.
Le enrostraban a Danilo la política migratoria dominicana y un supuesto discrimen racista contra haitianos en nuestro país.
Me indignó leer semejantes disparates, opiniones basadas en datos erróneos y prejuicios muy arraigados.
Evidentemente la embajada dominicana en Kingston no ha hecho bien su trabajo de explicar nuestras política haitiana y leyes migratorias y disposiciones constitucionales sobre la nacionalidad dominicana.
Pero leer el entusiasmo pro-haitiano de tanta prensa jamaiquina ofrece un resquicio a las oleadas emigratorias de Haití: si Jamaica realmente cree y siente como su prensa, ¿no debería abrir sus puertas para recibir al menos tantos haitianos como tenemos aquí?
Que países lejanos y muy disimiles equivoquen o no entiendan cuestiones caribeñas es entendible; que Jamaica juegue tan sucio y enlode la reputación dominicana es inexcusable. Ojalá alguien les explique.