Ante la partida de José Armando Bermúdez Pippa (Poppy) no hay que definirlo.

Su vida se convirtió en una impresionante crónica de un empresario que tenía el talento de renovarse todos los días y que fue, de manera simultánea, un brillante emprendedor y un empresario visionario y fundamental en el desarrollo económico y el despegue empresarial de la República Dominicana de principios del siglo pasado.

El país, por su condición insular, tuvo en él uno de los principales conectores con el mundo desarrollado y el concierto de naciones que conforman la región de Latinoamérica y el Caribe, ya que fue el pionero de la aviación privada y comercial en el país con la creación de Aerolíneas Dominicanas (Dominair).

Empresarios del área económica y luminaria del mundo del deporte, el arte y el espectáculo, ya que era uno de los principales accionistas de emisoras y la planta televisiva Color Visión, lamentan el fallecimiento de Bermúdez, y reconocen, al mismo tiempo, que era un empresario que se destacaba por su genio en los negocios y su gran sencillez en el trato cotidiano.

En vida apoyó planes e iniciativas para el avance de la educación, en el área de la salud, aviación, el arte, el deporte y las acciones de bien social.

Nuestras sentidas condolencias a su viuda Elba Madera de Bermúdez y sus hijos Elba Josefina Bermúdez de Bobadilla, José Armando Bermúdez Madera, Julia Aurora Bermúdez de Reid, Ana Estela Bermúdez de Lama y Domingo Octavio Bermúdez Madera, y sus respectivos nietos.