A través de los siglos el valor e intrepidez de los dominicanos se mantienen vivos. Así llegamos a la guerra de abril del siglo pasado.

Un hecho que conmocionó los cimientos del país y hoy conmemoramos el 50 aniversario; y con ese acontecimiento celebramos el heroísmo de los dominicanos que se levantaron en armas para defender la soberanía nacional contra el ejército invasor y para restablecer la constitucionalidad herida.

Muchas vidas se perdieron; y muchas familias se incorporaron a la lucha armada. Testimonios hasta líricos, como el “Versainograma a Santo Domingo”, escrito por el poeta chileno Pablo Neruda, cruzaron como gesto de solidaridad las fronteras, dando testimonio de la valentía de un pueblo cuando defiende su patria amada.

La revuelta de abril, que empezó como una contienda entre dos bandos del ejército, terminó transformándose en una guerra internacional, contra las tropas norteamericanas.

En el caso nuestro, hay mucho que decir todavía. Y mucho que aprender y enseñar. Hay que fortalecer la historia, insistir en recordar esta fecha, saber todo lo que perdimos y todo lo que ganamos los dominicanos.

La guerra de abril es un referente fuerte para que continuemos esforzándonos por alcanzar una democracia cada vez más cerca de los ideales patrios.