Las autoridades han desplegado grandes esfuerzos por contrarrestar un pico en las acciones delictivas que llenan de preocupación a la población.

La Policía Nacional y el Ministerio de Defensa se han unido en la implementación de un plan que busca frenar las acciones delictivas y llevar sosiego al ciudadano.

Ahora bien, no se puede perder de vista que el rol de esas dos instituciones es reactivo y represivo (en el sentido de que están para reprimir las acciones de los delincuentes).

Por tanto, la parte de prevención de la delincuencia y la violencia en sentido general corresponde a múltiples instituciones y a la población que también debe poner su grano de arena.

La Policía y el Ministerio de Defensa no pueden solos. Necesitan de la integración de todos.

La sociedad en su conjunto tiene la obligación de atacar las causales que llevan a miles de jóvenes a mirar hacia la delincuencia.

Una sociedad que promueve el consumo desbocado y que no ofrece las oportunidades y medios lícitos para obtener los recursos con los cuales saciar esas “necesidades” creadas de manera artificial, es caldo de cultivo para que broten delincuentes.

El incumplimiento de normas básicas, como la de movilizarse en vehículos sin placa, o un sistema judicial incapaz de castigar a los cacos, propician el crecimiento de este mal.

Les exigimos a la Policía y al Ministerio de Defensa ser más eficaces en su rol, pero es necesario un abordaje integral a este mal.