Abogado de Caín

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Miguel Febles

Ocurrió en un liceo de Bayaguana en los primeros días de mayo.

Alguien grabó y dio a conocer un incidente en el cual Daniel López Vásquez, de 18 años, golpeaba en la cara y luego estrujaba contra el piso a una adolescente de 15.

Ambos compartían con otros compañeros de estudio una de las aulas del liceo Morayma Veloz. Primer curso del bachillerato.

Para la adolescente está bien; si va adelante sin tropiezos tendrá 18 años al terminar. Tener 18 y estar en el primer curso de la educación básica es indicio de que el hombre entró tarde a la escuela, su presencia ha sido irregular o la letra no le entra.

En estos días, al final del año lectivo, López Vásquez ha tenido un percance de consideración: un tribunal de atención permanente lo ha mandado por un mes al centro de corrección de Monte Plata, donde debe de estar en el momento que se escriben estas consideraciones.

Se trata de una coerción, medida propia de casos penales en los cuales el Ministerio Público no ha concluido la investigación, no ha elaborado un expediente y, como consecuencia, el tribunal toma una previsión para que el inculpado no se sustraiga del proceso.

Muy bien, pero de lo que se trata en este caso es de una prisión preventiva, la coerción más grave contemplada en el Código Procesal Penal.

¿Por qué se decantó el Tribunal de Atención Permanente de Monte Plata por la prisión? No lo sé, pero me parece excesiva en vista de que sólo se tomó en consideración el agravio, pero se dejó de lado a un individuo con el que tal vez se puede hacer algo para que reoriente su conducta sin que pierda la oportunidad de formarse.

La escuela siempre ha sido buena. Más que buena, importante. La que me tocó lo fue. Y la de hoy debe de serlo también a pesar de la profusión de incidentes que recogen las redes sociales y a través de las cuales la muchedumbre trata de administrar una parte del sistema educativo.

La cantidad de estudiantes (más de 2.4 millones en el sector público, 400 mil sector privado), algunos procedentes de familias rotas o con un escaso sentido del significado de este núcleo para el bienestar de sus miembros y la salud de la sociedad, tiene que ser hoy, como siempre ha sido, espacio de enseñanza, incidentes y confrontaciones, todas formas de socialización.

Daniel López Vásquez ha cumplido 18 años, y como la ley no hace diferencia entre un hombre de su edad y uno de 60, así esté señalado como sobornador o sobornado para lucrar o permitir el lucro de otros, el sentido común me dice que si a uno, por ser parte de la fachada principal del entramado social dominicano de hoy se le tienen consideraciones, al otro se le deben garantizar opciones mejores, no la mala escuela de un reclusorio.



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