Todas las facilidades y los servicios que reciben las personas con alguna discapacidad se concentran en las zonas urbanas.

Hace poco se dio a conocer con porcentajes esta situación, y se estableció que en las cinco provincias más pobladas del país el 57 por ciento de los servicios para las personas con discapacidad son ofrecidos por organizaciones no gubernamentales o religiosas; y menos del 27 por ciento está bajo el control del sector público.

En el sector laboral sucede prácticamente lo mismo. No hay plazas o espacios ni promoción laboral en el sector público que incluya a personas con cierta discapacidad. Esta oportunidad prima, fundamentalmente, en fundaciones y organizaciones religiosas.

El servicio de atención a las personas con cierta discapacidad debe tomar muy en cuenta a los niños. Estos niños se convertirán en adultos y merecen más atención, sobre todo ya que al convertirse en adultos podrán disfrutar de los derechos que una inmensa mayoría del sector no disfruta hoy.

En tal sentido corresponde al Gobierno aumentar de manera sensible la cobertura que ofrece a ese sector, a través de las instituciones creadas con ese objetivo.