Quizá 48 horas, como dieron las autoridades haitianas a los guardias dominicanos para que salgan de su país, no es el tiempo suficiente, pero definitivamente hay que ponerle una fecha a la dirigencia deportiva nacional para que ponga sus asuntos en orden.

Un tema que ha venido pasando sin pena ni gloria, pero que está dejando profundas cicatrices en su sano desenvolvimiento.

Y nadie lo toca, porque no hay interés mínimo en subsanarlo.

Estamos ciegos, sordos y mudos en aspectos fundamentales que afectan una sociedad paralítica en el reclamo de sus derechos fundamentales.

El deporte ha sido uno de los sectores más afectados en toda esta barahúnda de la que son cómplices silentes.
Estamos en un momento en que el objetivode la gente es resolver sus problemas individuales, olvidando por completo los colectivos.

A los que están inmersos en la crisis que han generado, les conviene la apatía, para actuar con impunidad y sin sobresaltos.

Es posible que 48 horas para que solucionen los problemas en el espectro deportivo sean pocas, pero como las autoridades de Haití, aquí hay que dar un ultimátum.