El último que salga que apague la luz

El último que salga que apague la luz

El último que salga que apague la luz

La República Dominicana se ha sumido en una ola de delincuencia que no tiene control y que se anida en todos los rincones del país sin encontrar autoridad alguna que sea capaz de resolver este flagelo que está acabando rápidamente con la sociedad nacional.

Ahora, cuando ya la población está desesperada y la delincuencia común está sin control, algunos funcionarios que tienen que ver con el asunto, pretenden implementar una batida, quienes han manifestado que no importa la metodología a emplear, sin darse cuenta del peligro a que exponen a todos los ciudadanos; que pueden ser víctimas también con la misma, porque de hecho esto traería como consecuencia diversos daños colaterales.

El país no cuenta con un sistema educativo para jóvenes, sobre todo para aquellos de escasos recursos que son los más vulnerables, al parecer estos no tienen acceso a los estudios y si lo logran y no pertenecen o simpatizan con los partidos de gobierno, no podrán acceder a la vida productiva, a pesar de ser la base primordial para formar una familia y vivir decentemente integrado a la sociedad.

En la época trujillista y aunque este era analfabeta, existía la educación obligatoria gratis para los niños, al igual que la salud, hospitales y medicinas también eran gratis para toda la familia, no existía la tarjeta solidaridad, pero los precios de los productos de primera necesidad eran asequibles; y nadie que no fuese él podía disponer de los recursos del Erario Público, es decir: no había incentivo para los ladrones y la corrupción.

El Dr. Joaquín Balaguer, de hecho solo devengaba un salario de no más de 3.000 pesos como presidente de la República, y fue el primero en decir que la corrupción se detenía en la puerta de su despacho, contrario al presidente del Banco Central y otros funcionarios gubernamentales que reciben millones de pesos y otros incentivos cada mes, solo para imponer medidas que afectan a todos los que pagamos nuestros impuestos.

El 16 de agosto se avecina y Peguero Paredes debe recordar que sectores dentro de su propia institución han sido partícipes de hechos violentos muy lamentables, que van en detrimento de su mandato como jefe policial, entre ellos: el asesinato de un guardián del Banco Popular y otros hechos similares que ponen en evidencia su incapacidad, donde también miembros de la Policía Nacional y otros cuerpos de seguridad estatal han tenido un rol protagonista en numerosos de delitos de delincuencia común y criminalidad, cometidos y que se suponen con ellos pretenden forzar al propio presidente de la República, Lic. Danilo Medina, para que proceda a su destitución.

Hay que tener cuidado, porque los intereses que rodean a los cuerpos de seguridad estatal son desmesurados; diversos sectores dentro de ellos se encuentran en una hegemonía por el control interno, porque en ellos se mueven a diario millones de dinero provenientes de sectores oscuros, promovidos de forma institucional y que encuentran apoyo en gran medida de miembros judiciales que actúan en común acuerdo con los violadores de las leyes que rigen el país, sean estos delincuentes comunes o institucionales.

Lo cierto es que el pueblo no aguanta más, pero para ello no es necesario implementar crueles metodologías que pongan en peligro nuestra sociedad civil, sino aplicar las leyes existentes que son suficientes, pero hay que aplicarlas, de lo contrario en esta jungla (República Dominicana), como la designó el presidente de la Junta Central Electoral Dr. Roberto Rosario, no se podrá seguir viviendo, es por ello que aconsejamos que el último que salga: favor de apagar la luz.



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