Los candidatos a la presidencia de la Republica Dominicana se debaten en un discurso entre quién robó más o quién robó menos.

El poder judicial podrido hasta los tuéstanos con la corrupción y el lavado.

La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas embarradas y metidas hasta el cuello con el narcotráfico, la extorsión y los asesinatos impunes.

El Poder Legislativo lo concentra todo: corrupción, lavado, ineptitud, incapacidad, mediocridad, salvajismo, indolencia, etc., etc.

La Presidencia o Poder Ejecutivo: dirige la orquesta, responsable de todo.

El pueblo, dormido, confiando en esos igualitos y a la vez esperanzado en que se le haga un milagro de la noche a la mañana, sin hacer el menor esfuerzo posible para cambiar.

Los indiferentes, muchos de ellos están bien, otros no; a estos no les importa nada, solo observan, como si estuvieran viviendo en inopia, esperando a ver qué pasa.

Las fuerzas alternativas, dispersas, cada una en trincheras distintas, el mismo discurso, pero todos quieren ser cabeza de ratón.

Los niños, ajenos a los acontecimientos, inocentes, pero atentos para formarse en esta escuela de degeneración, para convertirse en los próximos sustitutos políticos y ciudadanos degenerados.

Los ancianos, con gran pena observan impotentes que sus vidas se acaban entre la incertidumbre y la desesperanza, en un sueño abortado al final de sus vidas.

Los jóvenes, desempleados, con cerebros de embutidos, utilizados y marginados, viviendo en un callejón sin salida.

He preguntado muchas veces y vuelvo hacerlo: ¿Quién pudiera presentarme un plan de gobierno para recuperar la nación, dónde lo encuentro, alguien puede conseguirme una copia, o decirme en qué página del Internet pudiera yo encontrarlo? Parece que nadie se ha dignado en preparar uno, o sea, que nadie ha pensado a qué país debemos aspirar y a la vez comprometidos a cumplir con lo escrito.

Seguimos en la edad de piedra, sin ofertas, sin planificación, sin proyecciones.

Pero esto puede cambiar, todo comienza contigo, todo depende de ti. Apúrate, este 20 mayo despierta, pero te invito a mi sueño: un buen día para comenzar de cero.